domingo, 26 de febrero de 2012

Siguientes Toros Zen








 
 6. MONTANDO AL TORO DE REGRESO AL HOGAR
Montando al toro, lentamente me dirijo a mi hogar.
La voz de mi flauta entona en la noche.
Con palmadas que acompañan la armonía vibrante, dirijo el interminable ritmo.
Aquel que escuche esta melodía se unirá a mí.

Termina la búsqueda al haber encontrado el toro, tomarlo por los cuernos y montarlo. Requiere pasión, entrega y coraje. El regreso a la casa es el retorno al lugar propio, mío a la casa, el trabajo, mi yo interior, pero montando al toro, habiendo domado al problema o temor o las pasiones. Es un regreso victorioso pero en el silencio de la noche, no entre las multitudes que aplaudan frenéticas. Pues se trata de una victoria interior y cada uno sabe el costo de la victoria y el precio del orgullo. Sin ninguna compañía más que con el sonido de la flauta. La música calma hasta las más altas pasiones ejemplificadas en el toro.
Pero la música también es celebración y alegría acompañada por las palmadas que armonizan con el ambiente, en un ritmo acompasado que unifica al Yo, al toro y a la noche como un todo. Esta paso cadencioso no pasa desapercibido pues algunos más se dan cuenta del suceso y quedan invitados en su interior a unirse. Te pregunto ¿dónde quieres estar? Entre los que ven el paso de los triunfadores o entre los que desfilan montando el toro? Te invito a montar tu propio toro y unirte a mí.




7. TRASCENDENCIA DEL TORO

A horcajadas del toro, llego al hogar.
Estoy sereno. El toro también puede descansar.
El amanecer ha llegado. En dichosa quietud,
Dentro de mi choza, abandoné el látigo y la soga.

Dominados los miedos, temores, angustias y todo aquello que te somete, llega el momento de la paz interior. Aquí no puedes hablar del triunfo y menos de éxito porque son momentáneos. La vida es camino, búsqueda, aventura...
El hogar, la casa, un lugar caldeado por el afecto y la seguridad. El mismo dominio del yo interior genera este ambiente de paz, al estar en paz contigo también lo podrás estar con los demás. Fuera estrés, fuera enfermedades, fuera problemas, fuera angustias. Lo más preciado es esa paz interior, fruto del espíritu, en paz contigo mismo. Ya no es necesario obligar a nadie, ya no es necesario controlar a nadie, no es necesario depender ni obedecer a nadie.


8. TRASCENDENCIA DEL TORO Y DE LA PERSONA

Látigo, soga, persona y toro -todo se funde en la nada,
Este paraíso es tan vasto que ningún mensaje lo puede empañar.
¿Cómo puede existir un copo de nieve en un fuego arrasador?
Aquí están las huellas de los patriarcas.


El toro soy yo, el látigo soy yo, la soga soy yo, la persona soy soy. Todo es uno y uno es todo. Soy mi propio toro, mis propios miedos y temores y mis propias victorias y luchas, soy mis éxitos y mis tentativas. Ese momento de comprensión de mí mismo es el supremo momento del autoconocimiento, porque entonces entro en armonía conmigo mismo, con mi ser y hacer, con mi historia y mi porvenir. Ya no hay nada que olvidar del pasado ni temor al futuro, porque todo se integra como una historia que tuvo qué ser así para que yo llegara a este momento. Y le estoy agradecido por muy dura o difícil haya sido. Sin ella no había autonocimiento, por lo menos no en este momento y no en estaforma. Tal vez hubiera sido antes o nunca. Sólo agradezco el haber llegado aquí como parte de mi camino.

9. LLEGANDO AL ORIGEN

Demasidos pasos se han dado para regresar a la raiz y al origen.
¡Mejor haber sido ciego y sordo desde el principio!
Cuando se habita en la verdadera morada, más allá del lugar,
El río fluye con calma y las flores son rojas.

10. EN EL MUNDO

Descalso y con el pecho desnudo, me confundo entre la gente.
Mis ropas están gastadas y polvorientas, y soy eternamente feliz.
No uso magia para extender mi vida;
Ahora, ante mí, los árboles muertos vuelven a la vida.