domingo, 24 de febrero de 2013

El Samuray



 
De la película "El Samuray" 
“No te sientas avergonzado por tu pasado. 
Lucha hasta el final como si estuvieras en el campo de batalla. 
Lo importante es lo que puedes hacer por esta tierra de hoy en adelante. 
El pasado ya no tiene importancia, no dejes que te aceche. 
Pelea con toda tu alma y tu corazón. 
No prestes atención a nadie que te menosprecie. 
El valor de una persona no se encuentra en su color de piel o en su pasado, se encuentra en lo que es capaz de hacer por su pueblo. 
Independientemente de cualquier situación debes mantener la calma. 
No debes caer bajo ningún engaño del enemigo. 
Sus trucos sucios sólo demuestran lo débiles que son." 
Esta es la historia de la vida: el pasado ya pasó, puede ser reinterpretado, puede ser estudiado para obtener lecciones, puede ser redimido. Pero no es un objetivo en sí mismo, es una base, fundamento, una realidad anterior, un impulso para el presente y el futuro. Sin embargo el pasado acecha  para inmovilizar. El veneno de la cobra ataca el sistema nervioso, por eso inmoviliza los órganos, por eso mata.
Pelea con toda tu alma y todo tu corazón, siempre hasta el final, pero sin perder la calma. Esta es la vida del guerrero. La vida es una danza, a veces guerrera, a veces de amor, a ratos suave, a ratos frenética. Lo importante es danzar la vida sin perder la paz interior.
Lo importante comienza hoy, lo que haces hoy, lo que hagas de hoy en adelante, con toda tu alma y tu corazón. Nuevamente las cobras acecharán para inmovilizarte, lo harán a través del menosprecio, el engaño, los trucos sucios, pero demuestra su debilidad. Tu fortaleza no depende de esas situaciones sino de tí mismo, de tu ser interior.
Trabaja ese ser interior con la oración y la meditación, con la concentración en la respiración, con el estudio y la disciplina personal, con el propósito de ser cada día una mejor persona de lo que fuiste ayer. San Ignacio de Loyola decía "Hacer las cosas como si todo dependiera de mí y nada de Dios. Confiar en Dios como si todo dependiera de Él y nada de mí."

martes, 19 de febrero de 2013

Siguen los Toros Zen


9. LLEGANDO AL ORIGEN

Demasidos pasos se han dado para regresar a la raiz y al origen.
¡Mejor haber sido ciego y sordo desde el principio!
Cuando se habita en la verdadera morada, más allá del lugar,
El río fluye con calma y las flores son rojas.


Vivir es nacer y morir, nacer del humus y regresar a él. Demasiados pasos, pero sin ellos no sería vida, sería no haber nacido nunca. La riqueza de la vida consiste en temer al toro, buscarlo, regresar con él, hacerse uno con él, el toro soy yo, yo soy el toro, somos uno. Vivir es exploración, aventura, temor, lucha, alegría, logro, conciencia de tí mismo, de tu yo, realización plena. Si no te lanzas a la búsqueda del yo, mejor ser sordo y ciego, porque has despreciado lo más valioso, tanto la experiencia vital como la interior. Serían los talentos enterrados por temor a perderlos, pero los pierdes debido a ese temor.
La felicidad no es un lugar ni un tiempo, es la perfección, decía Juan Salvador Gaviota. Tu verdadera morada es la felicidad, la paz interior, la alegría, el gozo del trabajo cumplido, la convivencia plena con el otro... que no es un lugar ni un tiempo. En esa paz del espíritu la realidad vuelve a ser la misma pero ya no eres el mismo, eres plenitud. 
 
10. EN EL MUNDO

Descalso y con el pecho desnudo, me confundo entre la gente.
Mis ropas están gastadas y polvorientas, y soy eternamente feliz.
No uso magia para extender mi vida;
Ahora, ante mí, los árboles muertos vuelven a la vida
Cuando dominas al toro, y el toro eres tu, no cambia nada, al menos allá fuera. Todo cambio es interior. Solo quedan las huellas de la lucha interna pero reina la paz dentro de tí. Sigues haciendo lo mismo pero ya no eres el mismo, tu yo ha mutado. Sólo quien tenga ojos para ver y oídos para oir buenas nuevas podrá saber de tu lucha y de tu nuevo ser. La realidad es la misma pero ya no eres el mismo.