jueves, 8 de septiembre de 2016

¿Cómo conocemos?



 
¿Cómo conocemos? A primera vista parece muy sencilla porque todos damos por supuesto de que ya conocemos y siempre lo hemos creído así. Sin embargo entramos en problemas cuando esta sencilla consideración la sometemos a discusión,  y entonces tenemos desacuerdos porque lo que para unos es claro no lo es para otros.
Así es como llegamos a la Epistemología, a la disciplina filosófica que estudia el problema del conocimiento. Sin embargo no hay consenso en torno a los temas de ¿Qué es el conocimiento? ¿Existe el conocimiento verdadero? ¿Cómo se llega al conocimiento? ¿Cómo se construye el conocimiento científico?
Este problema ya había sido planteado desde la Antigüedad por Platón y Aristóteles. Sin embargo surge con mayor urgencia en la Edad Moderna cuando brota el conocimiento científico en oposición al conocimiento escolástico medieval.
Así, Descartes escribe en 1637 en El Discurso del Método lo siguiente
“Como a veces los sentidos nos engañan, supuse que ninguna cosa existía del mismo modo que nuestros sentidos nos la hacen imaginar. Como todos los hombres suelen equivocar hasta en las sencillas cuestiones de geometría, consideré que yo también estaba sujeto a error y rechacé por falsas todas las verdades cuyas demostraciones me enseñaron mis profesores… resolví creer que las verdades aprendidas en los libros y por la experiencia no eran más seguras que las ilusiones de mis sueños” (Cuarta parte, párrafo 3).
Al rechazar el conocimiento anterior obtenido en los libros, por los maestros y la experiencia, y al proponerse descubrir nuevas formas para construirlo, Descartes plantea el problema actual del conocimiento.

domingo, 19 de abril de 2015

Peregrinación a pié a Juquila, Oax. Marzo-abril de 2015.


Comparto las fotos que tomé durante el camino. Disponibles en Slideshare. 
Un saludo a todos los amigos y compañeros de viaje.
Con cariño y agradecimiento.
Javier Gálvez Mora

martes, 5 de agosto de 2014

Walter Benjamin. Algunas características de su pensamiento.


Walter Benjamin (1892-1940), filósofo judío-alemán, es uno de los pensadores misteriosos y a la vez luminosos que existen en la filosofía.
 Misterioso porque su pensamiento es complejo y profundo, dice algo que no siempre es comprensible a primera vista, no porque lo quiera complicar todo sino porque tiene algo nuevo qué decir. Es una combinación de judaísmo, mesianismo, filosofía, crítica literaria y política, y marxismo heterodoxo.
Luminoso porque desde su andar errático vislumbró un futuro en sus dos capas: el terror y el mesianismo, el horror de la guerra y la matanza y el anuncio de la redención. Amigo del poeta Bertolt Brecht (incluso vivió en su casa durante un tiempo), amigo de Ernst Bloch, amigo de Adorno y su esposa (a él le confia su manuscrito último de las Tesis "Sobre el concepto de la historia") y en cierta medida miembro de la Escuela de Frankfurt (recibió apoyo financiero y murió en camino a Nueva York donde se iba a integrar definitivamente a ese selecto grupo de investigadores).
Es un pensador que atrae después habérse topado con él. No sé si se deba a su muerte que según la tradición se trató de un suicidio en Portbou, en la frontera entre Francia y España, rumbo al exilio, o por alguna otra razón. Existe un cortometraje ¿Quien mató a Walter Benjamin? (disponible de forma gratuita en internet) elaborado por un grupo independiente que busca las razones de su muerte y encuentra todas posibles menos las del suicidio.
Me resultó bastante claro el texto de Michael Löwy, Aviso de incendio, como una introducción a su pensamiento. De él quiero entresacar unas ideas y posteriormente entrar más de lleno a sus escritos.
Comenta Lowy que su obra es "fragmentaria, inconclusa a veces hermética, a menudo anacrónica y, no obstante, siempre actual"; y más adelante que en él no hay sistema filosófico alguno y por tanto toda tentativa de sistematización es problemática e incierta, pues siempre su reflexión tiene la forma de ensayo o fragmento.  Esto es lo que hace interesante su obra y obliga a releerlo para descubrir cada vez más nuevas ideas. Debido a su exilio continuo a partir de 1933 sus editores han tenido una gran dificultad en reunir sus textos y editar las obras completas.
Existe la discusión de si Benjamin era judío (por su cercanía con Gershom Scholem), un filósofo marxista (estuvo con la actiz Asja Lacis y Brecht), un hombre de letras (según Hannah Arendt), o un historiador de la cultura. Concluye Löwy "Su reflexión constituye un todo en el cual arte, historia, cultura, política, literatura y teología son inseparables" (2012:12) Esto exige al lector todo un difìcil bagaje cultural similar para poder comprenderlo adecuadamente, y la recompensa será grande. Es un escritor fuera de serie, inclasificable.
Si no fueran suficientes las caracterizaciones hasta ahora señaladas, Löwy señalará otras más como advertencia y así facilitar su comprensión. "Es un crítico revolucionario de la filosofía del progreso, un adversario marxista del 'progresismo', un nostálgico del pasado que sueña con el porvenir, un romántico partidario del materialismo" (2012:13) Es difícil transitar por este filo de navaja en el que se ubica el autor comentado sin caer en alguno de sus excesos, pues se ubica al margen de las grandes tendencias de la filosofía contemporánea. Aún dentro del marxismo (a pesar de su visita a la URSS) tampoco representa el marxismo ortodoxo. No se le puede clasificar como moderno ni posmoderno, sino más bien como un "crítico moderno de la modernidad" (capitalista e industrial). Hannah Arendt escribió que Benjamin se ubicaba en la línea de pensamiento de Heidegger, pero esta interpretación no soporta el más breve análisis.
Después de toda esta introducción el autor se centra en el estudio de uno de los textos más enigmáticos e importantes de la filosofía del siglo XX, las tesis "Sobre el concepto de la historia" (1940). Informa Löwy que las fuentes de estas tesis se encuentran en el romanticismo alemán, el mesianismo judío y el marxismo: No se trata de una combinación, sino de una invención, de una nueva concepción profunda y original. Aclara que tampoco se puede indicar una contininuidad o discointinuidad de su pensamiento entre la juventud idealista y teológica se su obra respecto a la revolucionaria de la madurez (a partir de su contacto con el marxismo en 1920), sino que es todo a la vez, hay continuidades de ciertos temas esenciales y diversos virajes y rupturas. Para comprender mejor será necesario entresacar algunas ideas sobre estas tres fuentes que acabo de mecionar:
1. El romanticismo es una escuela literaria y artística de comienzos del siglo XIX, pero también una visión del mundo, un estilo de pensamiento, una estructura de la sensibilidad; es una crítica cultural de la civilización moderna capitalista en nombre de los premodernos precapitalistas; una protesta contra la cuantificación y mecanización de la vida, la reificación de las relaciones sociales, la disolución de la comunidad y el desencantamiento del mundo. Pero no es retorno al pasado sino un desvío hacia un porvenir utópico. A fines del siglo XIX el neorromanticismo era una de las formas culturales dominantes en literatura y ciencias humanas. Benjamin estudia a algunos de sus autores más representativos pero sobre todo manifiesta este romanticismo en el conjunto de sus ideas estéticas, teológicas e historiosóficas.
Desde 1913 Benjamin proclamó el apego a la tradición romántica concebida como arte, conocimiento, praxis y deseo de renovación. Aspira a una nueva religión y un nuevo socialismo. Ataca a la ideología del progreso en nombre no de un conservadurismo sino de una revolución; dirá más adelante que la temporalidad histórica es esencial.

2. El mesianismo se manifiesta en las imágenes utópicas, mesiánicas y revolucionarias contra la tendencia progresista. El mesianismo está en el centro de la concepción romántica del tiempo y la historia. Opone la concepción cualitativa del tiempo infinito que se desprende del mesianismo romántico de consumación y no sólo de devenir, al tiempo vacío característico de la ideología moderna del progreso.
En este punto podemos recuperar la exposición que su amigo, el utópico y marxista Ernst Bloch, hace en Experimentum mundi. El tiempo cuantitativo, el de los relojes que marcan los segundos y las horas de manera uniforme y continua, corresponde al tiempo vacío del capitalismo bajo la ideología de la uniformidad. En cambio, el tiempo cualitativo se refiere a aquellos momentos especiales en la vida, plenos de significado humano por su contenido especial, tales como el momento de la Toma de la Bastilla en la Revolución francesa, momentos de cambiar el mundo y la historia. En este sentido comenta que son más importantes los últimos ocho milenios de la historia humana por la invención de la cultura que los miles y millones de años de las épocas anteriores a la aparición del homo sapiens. El arte tiene la capacidad de manifestar más claramente estas ideas pues es capaz de encerrar en unas cuántas horas 100 años de soledad, o de expandir 10 segundos en dos horas de una obra de teatro o de cine.
Benjamin elabora así una dificil síntesis entre mesianismo y revolución, establece una mediación entre las luchas liberadoras históricas "profanas" de los hombres y el cumplimiento de la promesa mesiánica. Nuevamente es Bloch quien expresa de mejor manera esta relación en Ateísmo en el cristianismo al descubrir al Dios liberador de la Biblia en los pasajes proféticos y en la doctrina de Jesús. Bloch denuncia de qué modo la Iglesia ha traicionado a la Biblia al firmar concordatos con los poderes de este mundo en contra de sus propios fieles, como el suscrito entre Hitler y Pio XII. Este tipo síntesis será más tarde retomada por la Teología de la Liberación en América Latina en los años de posteriores al Concilio Vaticano II hasta su condena (1984 y 1986) por el entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger debido a que aceptaba postulados de origen marxista.
3. El marxismo. A partir de que en 1924 W. Benjamin lee Historia y conciencia de clase de Lukács, con la guía de Asja Lacis, el marxismo pasa a ser un elemento clave de su concepción de la historia. Incorpora el materialismo histórico pero mantiene una postura crítica ante la ideología del progreso. No concibe la revolución como el desarrollo evolucionista de la sociedad, fruto del progreso económico y técnico, sino como la interrupción de una evolución histórica que lleva a la catástrofe. Propone un pesimismo activo, revolucionario, volcado a impedir el advenimiento de lo peor (me parece que en este punto coincide con Adorno al proponer una dialéctica negativa). Ese pesimismo luminoso lo manifestará de manera muy clara en la Tesis ocho. Comenta Löwy: "Benjamin tuvo la premonición de los monstruosos desastres que podía alumbrar la civilización industrial burguesa en crisis" (2012:26). Apuesta por el proletariado no por la confianza en el socialismo, sino por la posibilidad de una lucha emancipatoria.
¿Hacia dónde se dirige la protesta contra la modernidad capitalista? Hacia la vida anterior, a una era primitiva y edénica "(...) es la utopía gracias a la cual un paraíso perdido aparece proyectado en el el porvenir" (2011:31). Benjamin se opone en 1937 a un marxismo socialdemócrata, mezca de positivismo, evolucionismo darwiniano y culto del progreso. "El objetivo de Benjamin es profundizar y radicalizar la oposición entre el marxismo y las filosofías burguesas de la historia, intensificar el potencial revolucionario del primero y elevar su contenido crítico" (2012:32). Desde 1932 era un marxista abiertamente antiestalinista que expresaba gran admiración a Trosky, y a partir de 1937 se distanció claramente del estalinismo, de este modo genera una nueva interpretación heterodoxa del marxismo.
Con esto ya tenemos los elementos centrales para poder comprender sus escritos y de manera especial las tesis "Sobre el concepto de la historia", y a pesar de esto, habrá algunas sorpresas.

viernes, 30 de mayo de 2014

The Examen

San Ignacio de Loyola sugiere a toda persona que quiere reformar su vida y ponerse en las manos de Dios que diariamente haga un examen de sí mismo para que descubra de qué modo Dios se hizo presente en su vida diaria y agradezca su presencia. Aquí te comparto una tarjeta que sirve de guía.

martes, 4 de febrero de 2014

LOGO XVII CONGRESOTe invito al XVII Congreso Internacional de Filosofía
http://afm2014.mx/
El Congreso es un espacio plural para compartir las inbvestigaciones y puntos de vista personales sobre algún tema de interés. En esta ocasión participaré en la Mesa de Estudios Cruzados sobre la Modernidad con la ponencia "El viento de la historia y la Modernidad".
En resumen, trataré lo siguiente:
Según Jean François Lyotard la posmodernidad ha concluido, principalmente a partir de Auschwitz como símbolo del fin de la racionalidad, manifiesta que no se cumplieron las propuestas de la Modernidad. Sin embargo, desde otras perspectivas encontramos la lectura de Gilles Lipovetsky que plantea el surgimiento de la hipermodernidad, una modernidad acelerada, propia de las sociedades avanzadas, impulsadas por la tecnología, el neoliberalismo y la globalización, que considera a la posmodernidad como un paso necesario pero ya superado. Por otro lado, ante la propuesta de la posmodernidad Habermas plantea que la Modernidad es un proyecto inconcluso que hace falta implementar; sostiene que: “en vez de dar por perdido el proyecto de la modernidad, deberíamos aprender de sus extravíos y de los errores de aquellos extravagantes programas que han intentado su superación”. Pero también se encuentran en nuestro mundo sociedades que pueden ser caracterizadas como premodernas, sobre todo en las zonas más apartadas.
Esto implica una caracterización de cada uno de estos planteamientos y reconocer su superposición, son como piezas mal cortadas de un rompecabezas cuyos bordes se traslapan unos a otros de manera irregular.
Este planteamiento indica que la historia avanza a ritmos distintos y rompe con la idea de una historia única, universal, cronométrica. Se trata de varias historias que coexisten en un solo momento. Ciertamente hay en cada sociedad modos dominantes, pero también los alternativos que constituyen una crítica a la vez que un atractivo. Esta discontinuidad del tiempo, la ruptura de un tiempo único y cronométrico es posible desde una perspectiva distinta a la positivista, se trata de un tiempo cualitativo, algo que Ernst Bloch sostiene.

Palabras clave: Modernidad, postmodernidad, premodernidad, historia.

martes, 26 de noviembre de 2013

Sobre Hegel

 Uno de los principales reclamos que se le hacen a Hegel es su compromiso con el Estado Prusiano, el hecho de que llegó a ser el "filósofo del Estado". Y esto es cierto. Sin embargo es necesario entender al autor y su tiempo para poder comprender su posición. No se trata de defender su filosofía del Derecho sino de descubrir que Hegel no fue reaccionario, sino todo lo contrario, un espíritu progesista lo animó durante toda su vida. ¿Cómo se puede conciliar esto?
Generalmente hacemos nuestras clasificaciones a partir de la idea actual del Estado y de la crítica marxista al estado burgués. Sin embargo Hegel vivió años antes de Marx, murió en 1831 y Marx publicó el Manifiesto en 1848. Por tanto sería injusto aplicarle estos conceptos posteriores a un pensamiento anterior y acusarlo.
Un segundo elemento lo constituye el tiempo en que vivió Hegel: en el aire rondaba el espíritu de la Revolución Francesa. Hegel nació en 1770 y la toma de la Bastilla, símbolo del poder monárquico absolutista fue el 14 de julio de 1789.
Por otra parte Alemania viviá anegada por la multiditud de pequeños feudos medievales y esto hacía que los ojos de Hegel volvieran hacia una Francia ilustrada con un alto desarrollo industrial fruto del fin de la época medieval  y de la instauración de la República. Por eso Hegel interpretó que la Razón se había instaurado en una República democrática superando el autoritarismo arbitrario absolutista. Ahí gobernaba la Razón.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Notas para una filosofía de la educación



NOTAS PARA UNA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN CON BASE EN LA FILOSOFÍA DE XAVIER ZUBIRI

 Ponencia para el Segundo Foro Regional de Investigación Educativa

Isidro Manuel Javier Gálvez Mora
Tehuacán, Pue. Marzo del 2001.

Cuando uno entra a la bella tarea de educar, si no se tiene elementos distintos, sólo se aplica la experiencia anterior, tal vez reformulada, pero sin más claridad que las ideas subyacentes en cada sujeto. De este modo se aplican las formas de educación memorista, impositiva o se deja al libre juego de fuerzas internas y externas que operen dentro o en torno al sujeto del aprendizaje. De lo cual se obtienen dos resultados: o se refuerza y reproduce una vez más la pedagogía tradicional tanto en sus puntos positivos pero que en general está más cargada de elementos ya no acordes a nuestra realidad, o se abandona la tarea de educar.
            En un segundo momento, cuando ya se está en la educación,  y los resultados no son como quisiéramos que fueran, comienza la indagación del cómo educar. Se entra al nivel técnico-científico de la pedagogía, del como educar. Y se buscan métodos y teorías, procedimientos, estrategias, etc. para obtener un mejor resultado.
            Hay sin embargo un tercer elemento cuando al final, al obtener los resultados éstos no siempre concuerdan con lo que quisiéramos. Y decimos “Es que yo quisiera que mis hijos fueran de este modo” o también “yo quisiera que mis alumnos fueran mas... o menos...” Este deseo expresa una visión de futuro, vemos a futuro algo que todavía no obtenemos pero que al menos sabemos como lo queremos. Nos formamos así una visión utópica de la realidad. Estamos en el terreno de la filosofía, y como se refiere a la educación, estamos en filosofía de la educación.
            Este apartado de la filosofía, el referente a la educación, trata entre otras cosas de los fines de la educación, de su finalidad, del para qué educar. ¿Para qué educas a tus hijos? ¿Para qué educas en la escuela? ¿Quién eres tú educador?
            Estas preguntas no sólo se las hacen solo los especialistas y pedagogos. Las enfrenta todo mundo y las expresa de modo cotidiano sobre todo cuando se tienen problemas en la casa como padres de familia o en la escuela como profesores, o en ámbito educativo en que se encuentre cada persona. Es aquí donde quiero dar un aporte que vaya más allá de la respuesta cotidiana y que dé una luz en este arte de educar. Tomaré como base la filosofía del filósofo español Xavier Zubiri.

Datos biográficos de Xavier Zubiri


            Daré algunos datos biográficos de este autor antes de entrar a su filosofía. Xavier Zubiri nació el 4 de diciembre de 1898 en San Sebastián, hijo de padres vascos. Estudió humanidades, bachillerato, ingresó al Seminario Conciliar de Madrid donde estudió filosofía y teología, en 1920 obtuvo la licenciatura en Filosofía en Lovaina. Asistió a cursos de física, matemáticas, biología, recibió el doctorado en teología por el Collegium Theologicum Romanae Studiorum Universitatis y en 1921 obtuvo también el doctorado en filosofía por la Universidad Central de Madrid. Fue ordenado sacerdote en ese mismo año. En Berlín estudió física teórica, matemáticas, ciencias naturales, filología clásica, etc.,

            En 1936 logró su reducción al estado laical y se casó por la Iglesia con Carmen Castro. Impartió cursos en la Universidad de París, en la Universidad de Barcelona, en la Universidad Gregoriana de Roma, en la Universidad Central de Madrid, y fundó la Sociedad de Estudios y Publicaciones donde editó sus obras.

            Sus publicaciones son:

& Historia, naturaleza y Dios en 1944,

& Sobre la Esencia en 1962,

& Cinco Lecciones de filosofía en 1963,

& Inteligencia Sentiente en 1980,

& Inteligencia y Logos en 1982,

& Inteligencia y razón en 1983.

Murió el 21 de septiembre de 1983 en Madrid.

            De sus apuntes se han publicado las siguientes obras:

& El hombre y Dios en 1984,

& Sobre el hombre en 1986,

& Estructura dinámica de la realidad en 1989,

& Sobre el sentimiento y la volición en 1992,

& El problema filosófico de la historia de las religiones en 1993,

& Los problemas fundamentales de la metafísica occidental en 1994,

& Espacio, tiempo y materia en 1996,

& Sobre el problema de la filosofía en 1996. Un fascículo,

& El problema teologal del hombre: Cristianismo en 1997,

& El hombre y la verdad en 1999,

& Primeros escritos (1921-1926) en el 2000.

            Existen dos seminarios a nivel internacional sobre su pensamiento: Uno en Madrid y otro en la Universidad Centroamericana de Nicaragua.

            Podemos decir que Zubiri es el último de los filósofos sistemáticos de la historia. Es un pensador que ha creado todo un sistema coherente de pensamiento que abarca los principales puntos de referencia de la filosofía: la realidad, la inteligencia, el conocimiento, el ser humano, la materia, la naturaleza, Dios. Pensadores de esta talla son Platón, Aristóteles, Santo Tomás, Descartes, Kant, Hegel. De ahí la importancia de su pensamiento.

 

Características de su pensamiento.

            En un intento de ponerle adjetivos a su filosofía diríamos que es realista, materialista, trascendente.
P Zubiri es un filósofo que está ubicado en la realidad, es su punto de partida, lo opuesto son el grupo de filósofos idealistas donde la base de su pensamiento es la idea.
P Zubiri es materialista porque parte desde dentro de la materia misma, no de conceptos sobre ella como la filosofía escolástica que interpreta la realidad de manera conceptualista pero se olvida de la realidad misma.
P Es trascendente porque a partir de la realidad misma del hombre nos lleva de la mano a la realidad de Dios como parte de la realidad que somos.
            Entremos un poco más a su pensamiento. Decíamos al principio que queremos saber sobre filosofía de la educación, el para qué educar. Sin embargo este tema Zubiri no lo toca directamente, no tiene una obra sobre la educación ni una filosofía de la educación explícita. Y en cierto sentido pareciera un fraude el título de mi ponencia.
            Toda filosofía de la educación tiene como telón de fondo una idea de la realidad que le sirve de base. Tal vez ubicaríamos a la filosofía de la educación en un segundo plano respecto a las áreas que siempre se han contemplado como fundamentales: la realidad y el conocimiento. Y junto a éstas, las que tratan del hombre, la ética y la naturaleza. En segundo plano decía ubicaríamos las que se refieren a un orden más operativo o de aplicación de la filosofía: filosofía de la ciencia, filosofía de la educación, filosofía de la historia, filosofía de la religión, etc.
            Zubiri desarrolló las áreas fundamentales y dejó elementos suficientes para deducir las áreas de segundo orden. Por eso es que se han publicado más  obras póstumas de Zubiri que las qué publicó en vida debido a la cantidad de manuscritos inéditos que dejó como fruto de los cursos que dio durante su vida. No tocó explícitamente la filosofía de la educación pero a partir de sus escritos se pueden hacer proyecciones hacia esta área; este es mi aporte y algunos elementos de mi investigación que aún está en proceso. Partiremos, por tanto, de algunos de sus conceptos fundamentales y desde ahí haremos proyecciones a la educación.

Sobre la realidad

            Zubiri tiene como punto de partida la realidad, afirma que todo lo real está compuesto de notas, las notas notifican lo que cosa es: color, figura, tamaño, peso, etc., nos dicen lo que la cosa es. Toda nota es una “nota-de”  la cosa, no existen notas aisladas de las cosas, pertenecen a las cosas de por sí, “de suyo”. Pero las notas además de tener un contenido propio, un “de suyo”, tienen una formalidad de “alteridad”, nos notifican que son algo distinto de nosotros y de nuestra mente, del latín alter = otro, distinto, es algo real, no imaginario.
            Las cosas reales tienen multitud de notas, pero toda nota es “nota-de” todas las demás notas. Entre todas las notas forman sistema. Estas notas unidas forman sistemas de notas. En este sistema cada nota tiene una posición. El sistema es de las notas en forma cíclica y clausurada, no admite mas notas, no le pueden faltar porque deja de ser lo que es, todas las notas están unidas entre sí.
            Sin embargo existen diferentes tipos de notas. Por ejemplo, la forma en que estamos vestidos, el tipo de ropa que usamos, si traemos zapatos u otro tipo de calzado, son de nosotros, de cada uno, nos visten, nos hacen distintos, pero al cambiarnos de ropa no perdemos identidad, son notas que Zubiri llama “adventicias”. El refrán popular reza “el hábito no hace al monje”. Corresponde a este nivel.
            Un segundo tipo de notas son las que pertenecen a la cosa “de suyo”, tal como pertenecen al ser humano la cabeza, los pies, las manos, el tronco, la postura erecta, la piel, los órganos internos, el sistema circulatorio, son notas que Zubiri llama “constitucionales”. Son propias del ser humano, son “de suyo” del hombre. Son las notas necesarias y suficientes para que la cosa sea una realidad sustantiva., constituyen la “sustantividad”.
            Sin embargo existe un nivel aún mas profundo de la realidad de las cosas, un grupo de notas que hacen que la cosa sea lo que es, que al faltar una de ellas la cosa deja de ser lo que es, lo mismo que al añadirle otra nota en este nivel. Zubiri les llama notas constitutivas, son las que constituyen la esencia de las cosas. En el ser humano estas notas son tres: la vida, el sentir, el inteligir.
            Estas notas constitutivas forman el subsistema radical de la sustantividad, son la esencia del hombre, son el principio radical de la sustantividad, son el conjunto de notas necesario y suficiente para que una realidad tenga sus demás notas.

Aplicaciones a la educación 1


            Decíamos que la filosofía de la educación será una proyección de los conceptos básicos de las áreas fundamentales de la filosofía. Para no esperar a ver todos los elementos sistemáticos y al final, cuando ya se nos olvidaron, ver entonces sus aplicaciones, desde ahora comenzaremos a hacer unas extrapolaciones hacia la educación.

            La educación como un proceso de “Conducir, orientar” o de “Sacar-de”, según las dos acepciones etimológicas del concepto, tomará como fundamentales las notas que pertenecen a la esencia del hombre: la vida, el sentir, el inteligir. Por tanto, la educación que de aquí se desprende tomará como fundamentales estos elementos a trabajar en el proceso educativo:

P Educar para la vida, la propia, la de los demás, y el cuidado del entorno vital, la ecología;

P educar los sentimientos, la voluntad, la sensibilidad, la percepción de lo real;

P educar la inteligencia, la memoria, la imaginación, la creatividad.

Resulta una educación integral, integra al hombre en sí mismo, al hombre con todos los seres humanos, al hombre en su realidad actual.

Concepto de hombre

            Mas adelante afirma Zubiri que el sistema sustantivo humano (el ser humano) está formado por dos subsistemas: el subsistema cuerpo y el susbsistema psiqué, ambos subsistemas se codeterminan intrínsecamente, no pueden existir separados un cuerpo sin psiqué ni una psiqué sin cuerpo. Por tanto el hombre es una sustantividad psicorgánica, donde cada nota es una nota-de, el cuerpo es de esta psiqué y esta psiqué es de este cuerpo. Esta unidad psicorgánica se manifiesta en que el sentir tiene 3 momentos: es inteligencia sentiente, sentimiento afectante y voluntad tendente.
            Los tres momentos de la sustantividad psicorgánica manifiestan la unidad indivisible de psiqué y cuerpo. Algunos afirman que la función de la escuela es proporcionar conocimientos, insisten en la instrucción más que en la formación, buscan un desarrollo puramente intelectual y olvidan la parte corporal. La pedagogía tradicional también va por este derrotero. Es la unidad del sentir y el inteligir lo que nos sitúa en la realidad. Ya desde Aristóteles se afirmaba que nada entra al entendimiento si no pasa por los sentidos.
            Así la educación debe formar:
P al cuerpo y la mente,
P los sentimientos, sus afectos y sus repercusiones corporales (recordemos las enfermedades psicosomáticas y la obra Inteligencia emocional de Daniel Goleman),
P la voluntad y su actuar (no existe una voluntad sin acción, son las acciones las que manifiestan las decisiones).
            Hasta aquí se ha tratado al ser humano de una forma hasta cierto punto estática, hemos penetrado a la estructura de la realidad humana. Viene ahora un segundo momento, su dinamismo, el hombre como realidad siendo.

Dinamismo del ser humano 1

            Decíamos que el hombre es un de suyo, se pertenece a sí mismo, es suidad. Esto le hace poseerse a sí mismo, le hace ser persona; Zubiri crea el concepto de “personeidad” para referirse al ser persona. Es siempre él mismo, distinto de los demás durante toda su vida, no puede pertenecer a nadie, es autoposesión, en él mismo se fundamenta su dignidad y su igualdad respecto a los otros. En este sentido es un fin en sí mismo, no un medio ni puede ser utilizado como tal.
            El hombre es siempre el mismo pero no lo mismo, va cambiando a lo largo de su vida, crece, llega a la forma adulta, se desempeña de un determinado modo, tiene determinada formación, etc. A estas modulaciones de la personeidad constituyen la personalidad. La personalidad son las modulaciones de la personeidad, todo ser humano tiene su propio decurso por la vida, no importa su edad ni lugar donde se ubique. Si Aristóteles había afirmado que el hombre es un animal racional, insistiendo de este modo en la diferencia entre el ser humano y el animal, con Zubiri complementamos diciendo que el hombre es un animal personal.

Aplicaciones a la educación 2


La educación parte del hecho del ser humano. No importa la edad, como alumnos todos tienen su dignidad y merecen respeto, al mismo tiempo que esto es recíproco. El centro de la educación es la persona del alumno, no la institución, el maestro o el plan de estudios. Lo mismo vale para la familia. El niño no pertenece a sus padres en el sentido de posesión o dependencia, sino que la misión de los padres, como la de todo educador, es favorecer el desarrollo de la persona, el desarrollo de la personalidad propia de cada hijo. Porque existe la personalidad, por eso existe la educación, la educación modula la personalidad de cada individuo, por eso el hombre es educable. Pero esto también es recíproco, no solo es educable el alumno o el hijo, sino también el educador o padre de familia, es un proceso dinámico, dialéctico. Como educadores, también el acto de educar modula nuestra personalidad. En este sentido Freire afirmaba “nadie educa a nadie, nadie se educa solo, todos nos educamos en comunión”.

Dinamismo del ser humano 2

            Afirmamos antes que el hombre y la mujer son un “de-suyo”, se pertenecen a sí mismos. Pero además, son conscientes de eso y afirman “Yo me pertenezco a mismo”. Esto es algo real y nadie lo niega, es más, todo mundo lo defiende ante todos los demás. Esta conciencia de la autopertenencia manifiesta que el ser humana está implantado en la realidad frente a toda la realidad. El yo-me-mi manifiesta la actualización mundanal de la realidad personal (personeidad + personalidad).
            El ser humano no está aislado, fue generado por alguien y puede generar a alguien y convive con otros de su misma especie, se reconoce como parte de la especie humana. La especie es el momento según el cual el hombre se multiplica según el esquema del código genético. Mi esquema genético es de otro (hombre y mujer) animal personal. Pero al mismo tiempo estoy vertido desde mi mismo a los otros, llevo un esquema genético capaz de reproducirlo en otros, capaz de tener hijos, capaz de procrear a otros animales personales y dejar dentro de ellos mi esquema genético. En este sentido podemos hablar de co-determinación: yo determino a otros al mismo tiempo que los otros me determinan a mí.
            Esta codeterminación se manifiesta en tres dimensiones:
w  Dimensión individual interpersonal: conduce a la diversidad (reconozco que soy distinto de otros).
w  Dimensión de convivencia: conduce a la sociedad, tanto a nivel impersonal como una masa como a nivel de comunión personal: resulta el hombre como animal social, animal comunal.
w  Dimensión de parádosis: tengo una historia, una tradición (constituyente, continuante y progrediente) que me constituye en animal histórico. La historia transmite un principio de posibilidades, es procesual, tiene figura (edad y altura tiempo en el tiempo). Resulta la etaneidad (vivo en determinado tiempo y lugar histórico), el hombre como animal etáneo.
Por tanto resulta que el Yo es un animal diverso, comunal y etáneo.
 

Las aplicaciones a la educación (3)


Este sentido de autopertenencia como Yo-me-mi es fundamental para la formación de la conciencia de cada persona como única e irrepetible. Va contra las formas homogeneizadoras que pretende igualar a toda la humanidad a una realidad ajena a la dignidad de la persona: la capacidad económica, como por ejemplo, el neoliberalismo tiene como modelo de sociedad el supermercado, aquellas tiendas donde lo único que importa es la capacidad de compra de los individuos, no su ser, su dignidad, su cultura, su origen. La educación es fundamental en la formación de la conciencia: en la familia, en la escuela, en otros ambientes educativos.

            La formación de la conciencia individual lleva aparejada la formación de la conciencia social. La familia es el primer espacio de sociabilidad del individuo. Desde antes de nacer, todos esperan al nuevo ser. Las emociones de la madre influyen en el desarrollo del feto, los alimentos que consume la madre pasan a formar parte del organismo del bebé en gestación. Al nacer, nacemos en sociedad, en comparación con los animales; el ser humano es el que más tarda en hacerse independiente de la madre y en poder sobrevivir de manera autosuficiente. Somos animales sociales. Es una realidad.

Pero también es una responsabilidad: somos responsables de dar continuidad a la humanidad, de buscar la convivencia y la supervivencia del género humano a través de la convivencialidad, de la educación que aportamos a los nuevos seres, a través del cuidado del medio ambiente. También estas son tareas educativas. Se trata de formar para la convivencia humana, para vivir en sociedad.

Al nacer fuimos herederos de una cultura, es un don, nacemos en determinado país y región, en determinada familia. Al ser adultos, tenemos ahora la tarea de cuidar que los logros culturales de la humanidad sigan progresando, y en ellos la tarea de educar es fundamental. Educar, en este sentido, consiste en compartir los logros culturales de una generación con otra. Recibimos y entregamos, parádosis.

Pero el tiempo avanza, tiene edad, la realidad cambia, cada día hay nuevos descubrimientos y nuevas enfermedades, nuevos sucesos naturales y nuevos avances científicos, nuevas realidades sociales y nuevas tecnologías. Se trata de educar no como nos educaron en el pasado, sino educar para el futuro próximo inmediato. Por tanto la educación debe tener una visión utópica de una realidad aún no existente pero que puede existir. Se trata de educar para el futuro, Consiste en educar y educarnos.

Continuando con Zubiri

Afirma que el hombre en sus acciones es Agente, autor y actor: así realiza su vida personal. Es el ser humano el que decide qué hacer, el responsable de sus actos y el que los realiza.
El hombre hace su vida con las cosas en la realidad. La realidad consiste en ser  fundamento de la persona. La realidad apoya al hombre como:
w  Algo último: ultimidad de lo real, no podemos escaparnos de la realidad, tal vez podamos negarla, olvidarla, pero no estar fuera de la realidad.
w  Constituye la posibilidad de todas las posibilidades: es posibilitante. Puedo hacer mi vida porque soy real, no una ficción.
w  Impele (impulsa, empuja) a optar por una forma de vida: es impelente. No puedo quedarme sin hacer nada, porque ese no hacer nada ya es hacer algo. El desarrollo humano orgánico nos empuja a ir tomando decisiones sobre nuestra vida y realidad.
Estos tres elementos nos hacen ver que la fundamentalidad de lo real, que  consiste en la unidad de la ultimidad (en), posibilitación (desde) e impelencia (por). De este modo la realidad funda mi ser personal.
            La realidad como fundamento de mi realidad personal ejerce sobre mí un poder: la realidad es el poder de lo real que se apodera de mí. Este apoderamiento nos implanta en la realidad, nos liga al poder de lo real para ser relativamente absoluto. Esta religación es un hecho constatable, total y radical. El poder de lo real se apodera de mí de manera
w  experiencial (lo experimento a cada paso que doy por la vida, soy real y vivo en la realidad),
w  manifestativa (a cada instante se me manifiesta que no puedo escaparme de la realidad)
w  y enigmática (no sé cómo, pero sucede que soy real).
La religación a lo real abre las posibilidades de lo absoluto. Dios es fundamento último, posibilitante e impelente de la articulación de las cosas reales en la realidad.

Aplicándolo a la educación (4)


 En este punto del hombre como agente, autor y actor de sus obras, se fundamenta la responsabilidad moral. Soy responsable de mi vida, de mis acciones y decisiones porque yo soy quien decido y quien las hago. La formación en cuanto a los derechos y obligaciones de cada individuo va es importante para la convivencialidad, para la capacidad moral de elegir y de responder por las propias decisiones. Es el fundamento de la libertad. Por tanto, educar en y para la libertad conlleva a educar para la responsabilidad y para la moralidad. Aquí entra la formación de valores. Decimos que se han perdido, pero más bien los hemos olvidado o los hemos aislado de la tarea de educar.

       La fundamentalidad de lo real nos lleva al problema de Dios. Dios es un problema tanto para el que cree, como para el que no cree como para el que se queda en la incertidumbre: para el que cree es problema porque no puede comprobarlo de manera científica, para el que no cree porque no puede comprobar de manera experiencial que no existe, y para el agnóstico porque la duda lo corroe

            Zubiri descubre la presencia de Dios en la fundamentalidad de lo real, Dios es la realidad última posibilitante e impelente. Negar la fundamentalidad de lo real conduce a negar nuestra realidad misma porque no somos totalmente absolutos, no dependemos totalmente de nosotros mismos; pero tampoco somos totalmente dependientes de los otros. Para esto Zubiri afirma que el ser humano es un “absoluto-relativo”. Estamos sentados en la realidad para realizarnos como seres reales.

            Una educación integral, tomará en cuenta esta fundamentalidad de lo real, de lo cual la religión es una manifestación de reconocimiento de que estamos religados a la fundamentalidad de lo real, en otras palabras, se trata de educar el espíritu para el encuentro con el absoluto, con Dios.

           

            Con los elementos aquí aportados creo que son suficientes para ir conformando una filosofía de la educación más propia. Toda filosofía de la educación depende de un sistema de pensamiento, de una filosofía más general y sistemática. La actualidad de Zubiri ayuda también a una actualidad de la filosofía de la educación. Eso es lo que queremos conseguir. Una filosofía de la educación para nuestros tiempos.
            Lo aquí presentado son algunas notas que mas adelante espero ir profundizando y complementando.
            Agradezco su atención.


RESUMEN

Este trabajo “Notas para una filosofía de la educación en base a la filosofía de Xavier Zubiri” consiste la aplicación de elementos de la filosofía sistemática del mencionado autor hacia la educación. Zubiri no habló expresamente de la filosofía educativa, pero dio elementos fundamentales de donde deducir aplicaciones directas hacia la educación. En esto consiste mi reflexión personal.
            Por tanto se trata de una investigación filosófica que busca la fundamentalidad del acto educativo.

I. M. Javier Gálvez Mora.

NOTAS PARA UNA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN
CON BASE EN LA FILOSOFÍA DE XAVIER ZUBIRI
Ponencia para el Segundo Foro Regional de Investigación Educativa
I. M. Javier Gálvez Mora
Diapositivas

ZUBIRI
APLICACIONES A LA EDUCACIÓN


Todo lo real está compuesto de notas.
Las notas son notas-de todas las demás
Notas esenciales del hombre:
·         vida
·         sentir
·         inteligir
P Educar para la vida, la propia, la de los demás, y el cuidado del entorno vital, la ecología;
P educar los sentimientos, la sensibilidad, la percepción de lo real;
P educar la inteligencia, la memoria, la sensibilidad, la voluntad.
Resulta una educación integral, integra al hombre en sí mismo, al hombre con todos los seres humanos, al hombre en su realidad actual.


El sistema sustantivo humano : dos subsistemas: el subsistema cuerpo y el susbsistema psiqué. Ambos subsistemas se codeterminan intrínsecamente
Por tanto el hombre es una sustantividad psicorgánica, donde cada nota es una nota-de, el cuerpo es de esta psiqué y esta psiqué es de este cuerpo.
Esta unidad psicorgánica se manifiesta en que el sentir tiene 3 momentos: es inteligencia sentiente, sentimiento afectante y voluntad tendente.
Así al educación debe formar:
P al cuerpo y la mente,
P los sentimientos, sus afectos y sus repercusiones corporales
P la voluntad y su actuar (no existe una voluntad sin acción, son las acciones las que manifiestan las decisiones).


El hombre es suidad.  Esto le hace poseerse a sí mismo, le hace ser persona, “personeidad”.
Es siempre él mismo, distinto de los demás durante toda su vida, no puede pertenecer a nadie, es autoposesión, en él mismo se fundamenta su comunión y su igualdad respecto a los otros.
En este sentido es un fin en sí mismo, no un medio ni puede ser utilizado como tal.
            El hombre es siempre el mismo pero no lo mismo, va cambiando a lo largo de su vida, crece, llega a la forma adulta, se desempeña de un determinado modo, tiene determinada comunión, etc. A estas modulaciones de la personeidad constituyen la personalidad.
La personalidad son las modulaciones de la personeidad, todo ser humano tiene su propio decurso por la vida, no importa su edad ni lugar donde se ubique
La comunión parte del hecho del ser humano. No importa la edad, como alumnos todos tienen su comunión y merecen respeto, al mismo tiempo que esto es recíproco.
El centro de la comunión es la persona del alumno, no la comuniónn, el maestro o el plan de estudios. Lo mismo vale para la familia. El niño no pertenece a sus padres en el sentido de comunión o dependencia, sino que la misión de los padres, como la de todo educador, es favorecer el desarrollo de la persona, consiste en favorecer el desarrollo de la personalidad propia de cada hijo.
Porque existe la personalidad, por eso existe la comunión, la comunión modula la personalidad de cada individuo, por eso el hombre es educable.
Pero esto también es recíproco, no solo es educable el alumno o el hijo, sino también el educador o padre de familia, es un proceso dinámico, dialéctico.
Como educadores, también el acto de educar modula nuestra personeidad. En este sentido Freire afirmaba “nadie educa a nadie, nadie se educa solo, todos nos educamos en comunión”.

El hombre y la mujer son un “de-suyo”, se pertenecen a sí mismos.
 Pero además, son conscientes de eso y afirman “Yo me pertenezco a mismo”. Esto es algo real y nadie lo niega, es mas, todo mundo lo defiende ante todos los demás.
Esta conciencia de la autopertenencia manifiesta que el ser humano está implantado en la realidad frente a toda la realidad.
El yo-me-mi manifiesta la actualización mundanal de la realidad personal (personeidad + personalidad).
            El ser humano no está aislado, fue generado por alguien y puede generar a alguien y convive con otros de su misma especie, se reconoce como parte de la especie humana. La especie es el momento según el cual el hombre se multiplica según el esquema del código genético.
Mi esquema genético es de otro (hombre y mujer) animal personal.
Pero al mismo tiempo estoy vertido desde mi mismo a los otros, llevo un esquema genético capaz de reproducirlo en otros, capaz de tener hijos, capaz de procrear a otros animales personales y dejar dentro de ellos mi esquema genético.
En este sentido podemos hablar de co-determinación: yo determino a otros al mismo tiempo que los otros me determinan a mí.
            Esta codeterminación se manifiesta en tres dimensiones:
w  Dimensión individual interpersonal: conduce a la diversidad (reconozco que soy distinto de otros).
w  Dimensión de convivencia: conduce a la sociedad, tanto a nivel impersonal como una masa como a nivel de comunión personal: resulta el hombre como animal social, animal comunal.
w  Dimensión de parádosis: tengo una historia, una tradición (constituyente, continuante y progrediente) que me constituye en animal histórico. La historia transmite un principio de posibilidades, es procesual, tiene figura (edad y altura tiempo en el tiempo). Resulta la etaneidad.
Por tanto resulta que el Yo es un animal diverso, comunal y etáneo.
La formación de la conciencia individual lleva aparejada la formación de la conciencia social. La familia es el primer espacio de sociabilidad del individuo. Desde antes de nacer, todos esperan al nuevo ser. Las emociones de la madre influyen en el desarrollo del feto, los alimentos que consume la madres pasan a formar parte del organismo del bebé en gestación. Al nacer, nacemos en sociedad, en comparación con los animales, el ser humano es el que más tarda en hacerse independiente de la madre y en poder sobrevivir de manera autosuficiente. Somos animales sociales. Es una realidad.
Pero también es una responsabilidad: somos responsables de dar continuidad a la humanidad, de buscar la convivencia y la supervivencia del género humano a través de la convivencialidad, de la educación que aportamos a los nuevos seres, a través del cuidado del medio ambiente. También estas son tareas educativas. Se trata de formar para la convivencia humana, para vivir en sociedad.
Al nacer fuimos herederos de una cultura, es un don, nacemos en determinado país y región, en determinada familia. Al ser adultos, tenemos ahora la tarea de cuidar que los logros culturales de la humanidad sigan progresando, y en ellos la tarea de educar es fundamental. Educar, en este sentido, consiste en compartir los logros culturales de una generación con otra. Recibimos y entregamos, parádosis.
Pero el tiempo avanza, tiene edad, la realidad cambia, cada día hay nuevos descubrimientos y nuevas enfermedades, nuevos sucesos naturales y nuevos avances científicos, nuevas realidades sociales y nuevas tecnologías. Se trata de educar no como nos educaron en el pasado, sino educar para el futuro próximo inmediato. Por tanto la educación debe tener una visión utópica de una realidad aún no existente pero que puede existir. Se trata de educar para el futuro, Consiste en educar y educarnos.


El hombre en sus acciones es Agente, autor y actor: así realiza su vida personal. Es el ser humano el que decide qué hacer, el responsable de sus actos y el que los realiza.
El hombre hace su vida con las cosas en la realidad. La realidad consiste en ser  fundamento de la persona. La realidad apoya al hombre como:
w  Algo último: ultimidad de lo real, no podemos escaparnos de la realidad, tal vez podamos negarla, olvidarla, pero no estar fuera de la realidad.
w  Constituye la posibilidad de todas las posibilidades: es posibilitante. Puedo hacer mi vida porque soy real, no una ficción.
w  Impele a optar por una forma de vida: es impelente. No puedo quedarme sin hacer nada, porque ese no hacer nada ya es hacer algo. El desarrollo humano orgánico nos empuja a ir tomando decisiones sobre nuestra vida y realidad.
Estos tres elementos nos hacen ver que la fundamentalidad de lo real, que  consiste en la unidad de la ultimidad (en), posibilitación (desde) e impelencia (por). De este modo la realidad funda mi ser personal.
            La realidad como fundamento de mi realidad personal ejerce sobre mí un poder: la realidad es el poder de lo real que se apodera de mí. Este apoderamiento nos implanta en la realidad, nos liga al poder de lo real para ser relativamente absoluto. Esta religación es un hecho constatable, total y radical. El poder de lo real se apodera de mí de manera
w  experiencial (lo experimento a cada paso que doy por la vida, soy real y vivo en la realidad),
w  manifestativa (a cada instante se me manifiesta que no puedo escaparme de la realidad)
w  y enigmática (no sé cómo, pero sucede que soy real).
La religación a lo real abre las posibilidades de lo absoluto. Dios es fundamento último, posibilitante e impelente de la articulación de las cosas reales en la realidad.
El hombre como agente, autor y actor de sus obras, se fundamenta la responsabilidad moral. Soy responsable de mi vida, de mis acciones y decisiones porque yo soy quien decido y quien las hago.
La formación en cuanto a los derechos y obligaciones de cada individuo va es importante para la convivencialidad, para la capacidad moral de elegir y de responder por las propias decisiones. Es el fundamento de la libertad.
Por tanto, educar en y para la libertad conlleva a educar para la responsabilidad y para la moralidad. Aquí entra la formación de valores. Decimos que se han perdido, pero más bien los hemos olvidado o los hemos aislado de la tarea de educar.
       La fundamentalidad de lo real nos lleva al problema de Dios. Dios es un problema tanto para el que cree, porque no puede comprobarlo de manera científica, como para el que no cree porque no puede comprobar de manera experiencial que no existe, como para el agnóstico porque la duda lo corroe, se queda en la incertidumbre.
            Zubiri descubre la presencia de Dios en la fundamentalidad de lo real, Dios es la realidad última posibilitante e impelente.
Negar la fundamentalidad de lo real conduce a negar nuestra realidad misma porque no somos totalmente absolutos, no dependemos totalmente de nosotros mismos; pero tampoco somos totalmente dependientes de los otros. Para esto Zubiri afirma que el ser humano es un “absoluto-relativo”. Estamos sentados en la realidad para realizarnos como seres reales.
            Una educación integral, tomará en cuenta esta fundamentalidad de lo real, de lo cual la religión es una manifestación de reconocimiento de que estamos religados a la fundamentalidad de lo real, en otras palabras, se trata de educar el espíritu para el encuentro con el absoluto, con Dios.


Tehuacán, Pue., Marzo 2001.