La Biblia tiene una historia interesante. Es un libro que fue escrito a través de los siglos por muy diferentes autores. Incluso los libros que la componen no fueron de un solo autor, sino que intervienieron varios redactores. Tampoco se pensó que constituyera un libro único sino que es más bien una recopilación posterior de libros en torno a un solo tema: Dios interviene en la historia humana. Su nombre original en griego es Ta Biblia, que significa Los Libros.
Pero además, no se conoce con certeza el manuscrito original de estos libros, sino sólo copias de copias de copias, que al hacerlo necesariamente se van colando errores, adiciones, omisiones, alteraciones del texto original. Y además, en algunos casos se conocen fragmentos de copias.
Esto es un caso digno de la hermenéutica. pero todavía hay más. Los textos originales fueron escritos en arameo, en hebreo y en griego antiguos. Algunas lenguas ya desaparecieron. ¿cómo estamos seguros de recibir el mensaje tal cual salió de la mano del redactor original?
En el año 382 se publicó la Vulgata latina, una traducción hecha por S. Jerónimo al latin vulgar, con base en otros textos latinos anteriores. Su buscas el término de "Vulgata" en Wikipedia te darás cuenta a primera vista de lo azaroso de las taducciones, explicaciones, enmiendas, etc.
La Iglesia encontró en la exégesis bíblica algunas reglas o procedimientos fundamentales para poder llegar lo más posible a la originalidad del texto. Entre estas reglas: Preferir el texto mas antiguo a los nuevos. Preferir los textos que coincidan con lo dicho por muchos autores que por pocos. Preferir los textos más cortos que los largo porque sus explicaciones son posteriores. Preferir los textos con más autoridad que los que tienen menor autoridad.
A mediados del siglo XX se descubrieron en las cuevas de Qumram, a orillas del mar Muerto, algunos textos antiquisimos. Esos lugares fueron zonas de ermitaños y guardaron en vasijas los papiros y pergaminos y fue descubierta ocasionalmente por unos beduinos en 1947.
El problema que se plantea es sobre la exactitud de los textos bíblicos con que contamos. Si no hay certeza absoluta de ellos sino copias de copias, ¿cómo estar seguros del mensaje bíblico?
Sin embargo la crítica bíblica ha avanzado suficiente y ha establecido una serie de textos ya autorizados que le dan certeza a la traducción actual.
Pero ahora entramos en otro asunto hermenéutico: Cada traducción bíbica tiene cierta intencionalidad. Por ejemplo: la Biblia de Jerusalén quería presentar al lector francés la mayor exactitud literal posible de los textos traducidos directamente del griego, arameo y hebreo. ¿qué tanto la traducción española permanece fiel a ese objetivo? Por su parte la Nueva Biblia Española de Luis Alonso Schaekel se propuso hacer una traducción tomando en cuenta el sentido poético y narrativo como fue originalmente, tomando en cuenta que los pueblos orientales tienen esta características en su tradición oral. Por otro lado, la Biblia Latinoamericana quiere ser una traducción pastoral, que ayude a comprender el mensaje adaptándolo a la forma de expresión de los pueblos de esta región del mundo.
Y sin embargo, de todo este conjunto de elementos que modifican a un único texto original desconocido se obtiene un único mensaje: Dios acompaña a su pueblo.
En este ejemplo queda clara la intervención del "autor, texto y lector" que señala Mauricio Beuchot en la hermenéutica Analógica. Los autores originales son muchos, muchas veces desconocidos. De algún modo también son autores los copistas, los traductores.
El texto: es la Biblia, pero si son copias de copias de copias, con todas sus complicaciones de los amanuenses y otras modificaciones más a propósito, es un texto que ha perdido su originalidad. Y todavía más si hay alguien que interviene y nos explica ese texto.
El lector: toda la humanidad con la diversidad de lenguas, culturas, religiones, en contextos distintos desde las zonas indígenas, pobres y marginados, clase media, obreros, intelectuales, clase acomodada, poderosos.
Aquí no queda más que una lectura hermenéutica porque es la única que nos podrá guiar en la interpretación adecuada del texto. Una lectura positivista, literal, apegada al texto original es absolutam,ente imposible.
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