Cuenta una leyenda oriental que había un estudioso de los textos del Budismo, al grado que para todo lo que se le preguntara él tenia una respuesta. Pero el maestro le dijo
- Bueno, eso dice Buda, y ¿tú que dices?
El discípulo nuevamente volvió a proporcionar otra colección de textos que sabía de memoria. El maestro insistió:
- Y ¿tú que dices?
El discípulo se quedó callado.
Eso pasa al escribir. Podemos repetir dichos, leyendas, teorías y hasta textos completos, eso ya es parte de la divulgación del trabajo intelectual. Pero lo más importante es la creación de esos dichos, teorías, leyendas y textos. Y eso no es fácil. A ratos pareciera que escribir está en chino.
Lo que pasa es que para escribir se requiere partir de la experiencia personal, de la reflexión, y de llegar a decir lo que UNO quiere decir. Aquí es importante señalar que tal vez se tengan muchas experiencias y cada vez la gente las busca de manera frenética, y mientras más raras y extrañas es mejor, pero sólo porque hay un vacío en su interior; pero de lo que se trata es de reflexionar sobre esas experiencias y de ahí obtener algún provecho. En este sentido el escribir conlleva un compromiso muy fuerte porque es la proyección del yo, y para lograrlo se requiere poder entrar a ese yo, conocerlo, y entonces habrá algo qué proyectar.
Por otro lado el acto de escribir requiere disciplina personal de hacer ese esfuerzo de introspección, de armar las ideas en el interior, aunque sean historias tan sencillas como la muerte del gato, y después proyectarlas en la letra impresa. Y sólo así se aprende a escribir.
Hay manuales para hacerlo, pero saberse de memoria el libro no significa que ya se sepa escribir, falta la otra parte, la concreción de la grafía. Me gustó el libro La cocina de la escritura porque es muy sencillo y práctico. Tiene ejemplos muy claros. Pero hasta que uno se compromete a hacerlo y a revisar una y otra vez lo escrito es que cobra sentido lo que ahí dice. Ese es mi objetivo en este blog.
Uno de los temores al escribir, en este caso para el público, es que “el que escribe se expone”, o sea, me proyecto en el texto y por tanto puedo ser objeto de crítica, no siempre positiva, pero que de otro modo, todo pasaría desapercibido. Aquí juega un papel importante la autoestima, y este es un modo de fortalecerla. Si tengo buenas ideas y no las digo nada pasa. Pero si alguien más las comparte y las reparte, entonces toman otro giro.
Creo que ya es hora de dejar de repetir a lo que otros dijeron y escribieron y de arriesgarme a formular ideas plasmándolas en textos propios, de compartir lo que sé, de exponerme a la crítica, de fortalecer mi autoestima y de ensayar el arte de escribir de manera ya más sistemática. En algunas ocasiones habrá limitaciones por la falta de tiempo pero por otra hay decisión, y esto es lo que cuenta.
Woo en chino significa perfección, tolerancia. Indica más un proceso que una meta lograda. El escribir es un camino de perfección, así lo entienden los chinos con su caligrafía, donde la belleza está en el trazo. Pero como no se logra de manera inmediata ni al primer intento, requiere la tolerancia de parte del aprendiz hacia sí mismo. Esto significa, entre otras cosas, el ideograma chino que encabeza esta página. Y yo me comprometo en ese camino.
- Bueno, eso dice Buda, y ¿tú que dices?
El discípulo nuevamente volvió a proporcionar otra colección de textos que sabía de memoria. El maestro insistió:
- Y ¿tú que dices?
El discípulo se quedó callado.
Eso pasa al escribir. Podemos repetir dichos, leyendas, teorías y hasta textos completos, eso ya es parte de la divulgación del trabajo intelectual. Pero lo más importante es la creación de esos dichos, teorías, leyendas y textos. Y eso no es fácil. A ratos pareciera que escribir está en chino.
Lo que pasa es que para escribir se requiere partir de la experiencia personal, de la reflexión, y de llegar a decir lo que UNO quiere decir. Aquí es importante señalar que tal vez se tengan muchas experiencias y cada vez la gente las busca de manera frenética, y mientras más raras y extrañas es mejor, pero sólo porque hay un vacío en su interior; pero de lo que se trata es de reflexionar sobre esas experiencias y de ahí obtener algún provecho. En este sentido el escribir conlleva un compromiso muy fuerte porque es la proyección del yo, y para lograrlo se requiere poder entrar a ese yo, conocerlo, y entonces habrá algo qué proyectar.
Por otro lado el acto de escribir requiere disciplina personal de hacer ese esfuerzo de introspección, de armar las ideas en el interior, aunque sean historias tan sencillas como la muerte del gato, y después proyectarlas en la letra impresa. Y sólo así se aprende a escribir.
Hay manuales para hacerlo, pero saberse de memoria el libro no significa que ya se sepa escribir, falta la otra parte, la concreción de la grafía. Me gustó el libro La cocina de la escritura porque es muy sencillo y práctico. Tiene ejemplos muy claros. Pero hasta que uno se compromete a hacerlo y a revisar una y otra vez lo escrito es que cobra sentido lo que ahí dice. Ese es mi objetivo en este blog.
Uno de los temores al escribir, en este caso para el público, es que “el que escribe se expone”, o sea, me proyecto en el texto y por tanto puedo ser objeto de crítica, no siempre positiva, pero que de otro modo, todo pasaría desapercibido. Aquí juega un papel importante la autoestima, y este es un modo de fortalecerla. Si tengo buenas ideas y no las digo nada pasa. Pero si alguien más las comparte y las reparte, entonces toman otro giro.
Creo que ya es hora de dejar de repetir a lo que otros dijeron y escribieron y de arriesgarme a formular ideas plasmándolas en textos propios, de compartir lo que sé, de exponerme a la crítica, de fortalecer mi autoestima y de ensayar el arte de escribir de manera ya más sistemática. En algunas ocasiones habrá limitaciones por la falta de tiempo pero por otra hay decisión, y esto es lo que cuenta.
Woo en chino significa perfección, tolerancia. Indica más un proceso que una meta lograda. El escribir es un camino de perfección, así lo entienden los chinos con su caligrafía, donde la belleza está en el trazo. Pero como no se logra de manera inmediata ni al primer intento, requiere la tolerancia de parte del aprendiz hacia sí mismo. Esto significa, entre otras cosas, el ideograma chino que encabeza esta página. Y yo me comprometo en ese camino.
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